Más allá de sus síntomas más conocidos, como el temblor y la rigidez, el parkinson afecta varios aspectos de la salud. Entre ellos, la salud sexual. Y al ser un tema del que cuesta hablar, muchas veces se deja de lado, a pesar de ser de los síntomas que más afectan la calidad de vida de quienes lo padecen. Al igual que en otros temas, las personas con Parkinson suelen visitar exclusivamente al/la neurólogo/a para controlar los síntomas más generales de la enfermedad. Por lo tanto en este, tal vez más que en otros temas, es necesario tratar a la enfermedad de forma integral, trabajando en equipo e interdisciplinariamente.
Cómo afecta el Parkinson en la salud sexual
En este, como en casi todos los temas, el Parkinson afecta de manera diferente al varón y a la mujer. No sólo por las diferencias biológicas, sino también por las culturales. Una de las dificultades que pueden presentar las personas con Parkinson es la disfunción sexual. Los síntomas pueden variar desde problemas de falta de deseo, hasta dificultades con la excitación, erección o el orgasmo. Factores como la depresión, la ansiedad, los trastornos del sueño y los cambios cognitivos pueden influir negativamente en el deseo sexual.
La pérdida de dopamina, el neurotransmisor clave para sentir el placer, juega un papel fundamental en la disfunción sexual. Además, ciertos medicamentos y hábitos de vida, como el consumo de alcohol y tabaco, pueden exacerbar estos problemas. También puede pasar lo inverso, ya que, uno de los tratamientos más comunes que se indican a quienes viven con Parkinson, son los agonistas de la dopamina -como el Pramipexo-l, cuyos principales efectos adversos posibles es la hipersexualidad.
Estrategias para manejar la disfunción sexual
Comunicación Abierta: La base para abordar los desafíos sexuales es una comunicación franca y abierta, tanto con la pareja como con el equipo médico. Discutir abiertamente los problemas sexuales puede ayudar a encontrar soluciones adecuadas y a desmitificar preocupaciones.
Terapia Sexual y de Pareja: Estas terapias ofrecen un espacio seguro para explorar los desafíos sexuales y desarrollar estrategias para superarlos. La terapia puede incluir técnicas para mejorar la comunicación, adaptar el entorno y momento de la actividad sexual, y explorar nuevas formas de intimidad y placer.
Adaptaciones Físicas: La inmovilidad o los trastornos del movimiento pueden hacer que algunas posturas o actividades sean incómodas o difíciles. Experimentar con diferentes posiciones, utilizar almohadas para el apoyo o planificar encuentros sexuales en momentos del día en que los síntomas sean menos intensos puede ser de gran ayuda.
Gestión de Medicamentos: Algunos medicamentos para el Parkinson pueden influir en la función sexual. Es importante discutir con el neurólogo los efectos secundarios y ajustar la medicación si es necesario. En casos de hipersexualidad inducida por agonistas de la dopamina, una revisión de la dosis puede ser necesaria y suficiente.
Fomentar la Intimidad: La intimidad no se limita a la actividad sexual ni a la genitalidad. Explorar otras formas de conexión emocional y física, como el tacto, los masajes o las caricias, puede fortalecer la relación y mejorar el bienestar emocional.
Conclusión
La salud sexual es un componente esencial del bienestar de las personas. Reconocer y abordar los desafíos sexuales que puede ocasionar la enfermedad de Parkinson, con estrategias efectivas y un enfoque integral, puede mejorar la situación significativamente en caso de que estos problemas se presenten. Es fundamental fomentar la comunicación, la adaptación y el apoyo continuo, tanto de parte de las parejas como del equipo médico. De eso sí se habla!